Tiempo
de confinamiento; es decir, de quedarse en casa y no salir para nada.
Excepto, claro está, para
aquellas urgencias
alimentarias o farmacéuticas, pero en plan relámpago.
Entre
ese ir y venir de una habitación a otra. De un sofá a una silla…
la necesaria rutina, variada y múltiple, para conservar en buen
estado la neurona peleona.
Una
rutina que no sólo incluye la lectura, la música, la película, la
gimnasia, la cocina… y el aperitivo de las 12h entre otras cosas.
Las
fotos de estos calamares son de hace un mes, pero sirvan para
ilustrar los que se pueden hacer aunque los calamares sean
congelados.
INGREDIENTES
1
calamar
de buen tamaño.
1
cebolla.
3-4
dientes de ajo.
Laurel.
Cayena.
Vino
blanco.
Aceite
de Oliva Virgen Extra.
Sal.
PREPARACIÓN
Ponemos
en la cazuela un buen chorro de Aceite de Oliva Virgen Extra.
Pochamos los ajos y la cebolla. Cuando la cebolla esté translucida,
añadimos el laurel, la cayena y el calamar cortado trozos. Lo
hacemos a fuego suave..
Cuando
veamos que lo tenemos en su punto, añadimos el vino y subimos el
fuego para que hierva y elimine el alcohol.
Si
es necesario rectificamos de sal.