No sé si mi vida ha sido un éxito o un fracaso. Pero como no tengo ninguna prisa en convertirme en una de las dos cosas y dejar de ser la otra, y puesto que me tomo simplemente las cosas tal como vienen, me sobra mucho tiempo para disfrutar de la vida. (¡HARPO HABLA!, de Harpo Marx). Harpo escribió el libro a los 72. Tres años después, en 1964, quedaría realmente mudo.
Las confesiones de este arpista varón (como el dice en sus memorias), me vienen al pelo para comentar esta tarta en su segundo intento. La primera vez que la hice, hace ahora una semana, fue un fracaso total. Aunque algunos, al ver el resultado, posiblemente la habrían titulado “tarta desestructurada de queso…”, y hubiera sido todo un éxito mediático.
Pero no. Seamos honestos, efectivamente la tarta quedó desestructurada, pero eso no significa que fuera un éxito, todo lo contrario… ¡un total fracaso!.
Lo he vuelto a intentar. Y si bien es cierto que en esta ocasión no hubo “modernidades desestructuradas”, la cosa quedó un poco, ¿cómo decirlo?, deslucida.
Según la gente circundante; es decir, la familia, la tarta estaba riquísima. Tampoco voy a ser yo quien les lleve la contraria. Faltaría más.
INGREDIENTES
200 gramos de galletas oreo.
250 gramos de queso mascarpone.
80 gramos de mantequilla.
Mermelada de naranja amarga (a ojo).
100 gramos de chocolate negro para repostería.
6 fresas.
PREPARACIÓN
Picamos finamente las galletas y las mezclamos con la mantequilla fundida. Rellenamos la base de un molde de tarta con esta mezcla. Lo metemos en el frigorífico un rato para que se endurezca.
Luego le ponemos una capa de queso marcarpone y encima la mermelada de naranja amarga.
Fundimos el chocolate, y lo echamos por encima del queso. Cortamos las fresas a láminas y las ponemos encima del chocolate.
Luego lo tendremos, más o menos, una hora en el frigorífico antes de consumirlo.
Las confesiones de este arpista varón (como el dice en sus memorias), me vienen al pelo para comentar esta tarta en su segundo intento. La primera vez que la hice, hace ahora una semana, fue un fracaso total. Aunque algunos, al ver el resultado, posiblemente la habrían titulado “tarta desestructurada de queso…”, y hubiera sido todo un éxito mediático.
Pero no. Seamos honestos, efectivamente la tarta quedó desestructurada, pero eso no significa que fuera un éxito, todo lo contrario… ¡un total fracaso!.
Lo he vuelto a intentar. Y si bien es cierto que en esta ocasión no hubo “modernidades desestructuradas”, la cosa quedó un poco, ¿cómo decirlo?, deslucida.
Según la gente circundante; es decir, la familia, la tarta estaba riquísima. Tampoco voy a ser yo quien les lleve la contraria. Faltaría más.
INGREDIENTES
200 gramos de galletas oreo.
250 gramos de queso mascarpone.
80 gramos de mantequilla.
Mermelada de naranja amarga (a ojo).
100 gramos de chocolate negro para repostería.
6 fresas.
PREPARACIÓN
Picamos finamente las galletas y las mezclamos con la mantequilla fundida. Rellenamos la base de un molde de tarta con esta mezcla. Lo metemos en el frigorífico un rato para que se endurezca.
Luego le ponemos una capa de queso marcarpone y encima la mermelada de naranja amarga.
Fundimos el chocolate, y lo echamos por encima del queso. Cortamos las fresas a láminas y las ponemos encima del chocolate.
Luego lo tendremos, más o menos, una hora en el frigorífico antes de consumirlo.