martes, 23 de febrero de 2010

FRUTAS DEL BOSQUE

Las frutas del bosque son una delicia de la que se puede disfrutar, sobre todo en postres, aunque también con las carnes rojas, el pato o los patés hacen una buena combinación, sin olvidar las ensaladas. Su precio en el mercado, hasta hace más bien poco era bastante alto. Pero hoy, gracias a su cultivo intensivo en la provincia de Huelva (fresa y frambuesa), así como otras frutas en otras partes de España, se han reducido bastante sus precios. No obstante, casi la totalidad de la producción española de frutas del bosque se va en su mayoría a países de la Unión Europea, sobre todo Alemania.
Habrá que animarse en la utilización de estas frutillas”, que dan alegría a muchos platos y satisfacción al paladar.

Arándano.Estas exquisitas bayas, que se pueden encontrar en los bosques húmedos del noroeste de España constituyen un ingrediente perfecto para hacer mermelada, helado, licores y aguardientes, así como tartaletas e incluso canapés, dulces y salados.
Aportan 100 calorías por 140 gramos y una gran cantidad de vitamina C, que protege al cuerpo de las agresiones externas. Posee también importantes cualidades antibacterianas: su zumo es un remedio natural contra las infecciones urinarias. Como muchas bayas silvestres, su consumo puede aliviar molestias digestivas.

Endrina. Utilizada tradicionalmente en España para elaborar licores, la endrina puede confundirse a priori con un arándano por su forma y color. Sin embargo es amarga, así que su uso se relega a la producción del delicioso pacharán, un licor único que facilita las digestiones.
El color del pacharán se desprende del pigmento rojo que poseen las endrinas.

Fresa del bosque. Las fresas que originariamente nacían en los bosques europeos nada tienen que ver ya con las fresas cultivadas que encontramos en el mercado. Más pequeñas, delicadas y con un sabor más intenso que el del fresón, como mejor se aprecia la textura y el aroma de la fresa silvestre es al natural. Ideal para preparar mousse, cremas, gelatinas, mermelada y helados, también se puede recurrir a ella entera o a trocitos para decorar o rellenar tartaletas y pasteles.
Sus mayores bazas: su ligereza, su escaso aporte calórico (37 calorías por 100 gramos) y su gran cantidad de vitamina C. El 85% de su composición es agua. También están provistas de vitamina A y E, y cantidades menos apreciables de otras vitaminas como las B1, B2, B3 y B6. Entre sus minerales, las fresas aportan fundamentalmente potasio y magnesio, aunque también hierro, fósforo, yodo y calcio.

Frambuesa. Esta fruta no sólo es realmente exquisita, además posee numerosas propiedades nutritivas, como su gran cantidad de vitamina C. Además, de este elemento, antioxidante, y protector del sistema inmunológico, la frambuesa incorpora pequeñas dosis de minerales como calcio, potasio, magnesio y hierro. Este ultimo elemento ayuda a absorber la vitamina C.
Es conveniente consumirla rápidamente ya que es muy frágil y enseguida se estropea. Su sabor dulce tiene un punto ácido delicioso, que la convierte en una fruta ideal para mermeladas, tartas, macedonias y decoración de todo tipo de platos.

Grosella. Existen diversas variedades de grosellas, la blanca, la negra y la roja. Sin duda, su característica fundamental es el alto contenido en vitamina C, similar al de la naranja o el kiwi. La grosella roja sólo tiene una cuarta parte de la vitamina C que la grosella negra. Es antioxidante, protege contra el cáncer, la gota y la anemia. El zumo de grosella se ha utilizado tradicionalmente para bajar la fiebre.
Su sabor ácido hace de estas frutas la mejor elección para hacer confituras, mermeladas y jarabes, productos perfectos para degustar en tostadas, o bien para aderezar postres más elaborados.

Madroño. Los madroños no son tan sabrosos ni aromáticos como otras frutas del bosque degustadas al natural. Se encuentra en casi todas las regiones españolas de modo abundante. Si no están totalmente maduros, aproximadamente en otoño, no se pueden consumir, ya que su sabor es demasiado ácido.
Se utilizan fundamentalmente para elaborar licores, vinos frutales, mermeladas y jarabes. Aunque se recurre poco al madroño en pastelería, esta fruta permite elaborar postres originales y con un sabor único.

Mora. Esta deliciosa baya silvestre puede obtenerse de dos plantas: un arbusto, la zarzamora, que produce frutas muy dulces; y un árbol, la morera, que ofrece moras algo más ácidas. Su mayor valor nutritivo se encuentra en su alto contenido en vitamina E, lo que la convierte en una fruta perfecta para tratar los problemas circulatorios. Como casi todas las frutas del bosque, también dispone de una nada desdeñable cantidad de vitamina C que es esencial para proteger al organismo de agresiones externas y del envejecimiento celular.
Entre sus fibras, destaca la pectina, una fibra soluble que ayuda a rebajar los niveles de colesterol.
Ideal para preparar mermeladas y compotas, también constituye un manjar en numerosos postres (tartas, mousse, espumas, pasteles…), así como un toque innovador y agridulce en algunos platos salados.

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