En 1888, cuando todavía no se habían cumplido 60 años de la desaparición del genial pintor Francisco de Goya, que iluminó con sus frescos las próximas ermitas de San Antonio de la Florida, abrió sus puertas Casa Mingo, la decana de las sidrerías de Madrid, situada en El Paseo de La Florida nº 34.
Los gruesos muros de lo que fue un antiguo almacén de material cuando se iniciaban las infraestructuras ferroviarias de la Península, y concretamente la estación del Norte o del Príncipe Pío, han visto el paso de tres siglos con la misma actividad de restauración que aquel primitivo "Llagar", o fábrica de sidra, que instalaron los primeros asturianos que trabajaron en el tren, y que por ello, recibían directamente de su tierra los productos naturales que no se resignaron a perder.
La historia tan dilatada de este establecimiento sólo puede explicarse por la continuidad en dicha tradición que mantiene la cuarta generación de su fundador: materias de primera calidad recibidas directamente de los productores asturianos, lo que permite unos precios muy contenidos y estables, que atraen a una amplia y fiel clientela.
La sidra, en sus distintas modalidades, se elabora a partir de manzana asturiana de Villaviciosa en sus propias instalaciones, lo que la convierte en la única verdadera sidrería de la capital que produce sólo para autoconsumo, por lo que la sidra pasa directamente de la fábrica a la mesa sin pérdida de frescura y demás virtudes de este producto artesanal, elaborado según técnicas tradicionales.
Imprescindible, para acompañas esa sidra tradicional, es saborear su pollo asado. Nada que ver con otros pollos y otros asados.
Los gruesos muros de lo que fue un antiguo almacén de material cuando se iniciaban las infraestructuras ferroviarias de la Península, y concretamente la estación del Norte o del Príncipe Pío, han visto el paso de tres siglos con la misma actividad de restauración que aquel primitivo "Llagar", o fábrica de sidra, que instalaron los primeros asturianos que trabajaron en el tren, y que por ello, recibían directamente de su tierra los productos naturales que no se resignaron a perder.
La historia tan dilatada de este establecimiento sólo puede explicarse por la continuidad en dicha tradición que mantiene la cuarta generación de su fundador: materias de primera calidad recibidas directamente de los productores asturianos, lo que permite unos precios muy contenidos y estables, que atraen a una amplia y fiel clientela.
La sidra, en sus distintas modalidades, se elabora a partir de manzana asturiana de Villaviciosa en sus propias instalaciones, lo que la convierte en la única verdadera sidrería de la capital que produce sólo para autoconsumo, por lo que la sidra pasa directamente de la fábrica a la mesa sin pérdida de frescura y demás virtudes de este producto artesanal, elaborado según técnicas tradicionales.
Imprescindible, para acompañas esa sidra tradicional, es saborear su pollo asado. Nada que ver con otros pollos y otros asados.
Magnífico sitio, magnífica comida y magnífica sidra. Lo descubrí casi por casualidad en un viaje a los 15 años y siempre que tengo oportunidad vuelvo a Casa Mingo, 23 años volviendo a esta sidrería que parece estar atrapada en el tiempo.
ResponderEliminarUn saludo.